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Un contador público cruzado de brazos está muy lejos de lo que exige la realidad actual, frente a los múltiples avances de esta nueva era de la información, donde se han posicionado los negocios.
Como sabemos, el mercado mundial consolidó todos los procesos de transacciones y negociaciones sobre las plataformas virtuales, es por ello que quienes ejercen esta profesión, tienen rato esforzándose por adecuarse a la tecnología y sus novedades.
Ante un escenario que se desarrolla en medio de la robótica, el contador se enfrenta al desafío de explorar nuevas habilidades, a buscar entrenamiento y nuevos conocimientos para insertarse en lo que antes se veía como el futuro cercano, pero que ahora es la realidad actual.
Los retos en la profesión del contador público seguirán creciendo, así que su desarrollo debe ir determinado por adquirir nuevas competencias y evolucionar, puesto que ya su papel no será solo el de velar por los registros de los datos de una organización, sino que debe pasar a formar parte importante de esta en su nueva misión en la que debe asumir funciones como una especie de asociado comercial y como responsable de guiar a la empresa en aras de garantizar sus recursos, pero también de recuperar lo que sea necesario para mantenerse en el mejor nivel.
Para cumplir efectivamente con esta tarea, es imprescindible que este experto cuente con una amplia capacidad de análisis, que le permita caminar hacia la resolución de asuntos que se compliquen. Desarrollar una buena comunicación en el equipo será fundamental, esto le ayudará a evaluar los aspectos negativos posteriormente.
La tendencia en todos los mercados mundiales está enfilada a sistematizar todos los procesos, pero esto no significa que los seres humanos debamos permitir que se nos sustituya. Si bien es cierto que la inteligencia artificial es eficiente, también lo es, que cada profesional debe actualizarse y ponerse a la vanguardia para adecuar los cambios tecnológicos de acuerdo con sus requerimientos específicos.
Otro factor a revisar es el relacionado con las emociones, ya que a través de los años se ha observado que los contadores públicos le restan un poco de importancia a las relaciones interpersonales y se muestran incluso fríos y calculadores en su proceder.
Lo cierto es que, pese a lo que se pensaba, la pandemia provocó la práctica de la empatía, puesto que para continuar con las relaciones de trabajo y con el cumplimiento de los procesos, se hizo imprescindible vincularse de manera más cercana con el otro. Encerrados todos en casa y padeciendo del mismo miedo al contagio, tanto el líder como sus colaboradores quedaron prácticamente en el mismo nivel.
Esto ha sido una gran lección para quienes habían venido ejerciendo sus funciones de manera un poco distante, entre ellos los contadores públicos, que han venido modificando ciertas posturas en aras de lograr un mejor desenvolvimiento para obtener mejores resultados, tomando en cuenta que un desempeño laboral integral se refleja en un buen clima de trabajo y el fortalecimiento de la cultura organizacional.
