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Asegura tus operaciones a través del proceso de mejora continua. Te damos 5 recomendaciones

  • 2 mins

Si hay algo que deben atender de manera permanente los líderes empresariales, es el proceso de mejora continua, ya que de esto depende que la empresa cuente con estrategias que le permitan asegurar operaciones efectivas y eficientes.

Lo primero que se debe internalizar, es que las organizaciones deben mantener este tipo procesos de manera permanente, ya que deben moverse a la par del mercado que por supuesto está en constante cambio y movimiento. La gestión de procesos y de proyectos, así como todas las operaciones definitivamente van modificándose de manera natural, por lo tanto, los negocios deben adaptarse.

 Cuando se habla de mejora continua, se suele creer que es necesario adoptar cambios muy relevantes, cuando en realidad lo que se necesita es ir ajustando con pequeñas modificaciones, todo lo relacionado al proceso empresarial, con el objetivo de comenzar a ver las mejoras. Es importante tener claro, que a la larga todos esos movimientos tendrán un resultado que derive en una transformación para beneficio interno, por lo tanto, arriesgarse es fundamental.

 Para aplicar este proceso y tener resultados, el equipo de Baker Tilly te hace la siguiente recomendación:

Planificación: es necesario definir cuáles son las expectativas que se quieren cubrir, objetivos, tener herramientas para que la aplicación sea eficaz en la obtención de resultados.

Trabajo en equipo: se requiere de un grupo comprometido con esos objetivos para que se distribuyan las tareas de planificación, investigación, ejecución y análisis.

Estrategia: se trata de seguir el plan tal como fue trazado, con el adicional de ir revisando los cambios que han sido definidos para lograr los objetivos y mejorar la competitividad.

Evaluación: esta es una etapa muy importante, porque es la que permite determinar si se transita por el camino correcto, o si por el contrario, hay que hacer ajustes al plan.

Auditar: debe hacerse una supervisión para medir los niveles de satisfacción interna y externa, que permitan la continuidad del proceso de mejora continua.

Si las empresas logran equilibrar de manera exitosa estos puntos, podrán desarrollar habilidades que les permita beneficios a largo plazo, lo que obviamente redundará en excelentes números en el futuro comercial de la organización.

 

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