Panamá siempre ha sido un país con reglas fiscales particulares, pero en 2025 la frase "hay que estar bien asesorado" cobra más sentido que nunca.
Este año, las empresas panameñas enfrentan un panorama tributario marcado por cambios regulatorios, mayores controles por parte de las autoridades y una necesidad creciente de optimizar recursos sin perder el foco en el cumplimiento.
A simple vista, el sistema fiscal panameño no ha sufrido grandes transformaciones estructurales. No se ha anunciado una nueva reforma tributaria, como lo aseguró el presidente José Raúl Mulino en su discurso de inicio de mandato.
Sin embargo, las reglas han cambiado en los márgenes, y ahí es donde se generan las mayores oportunidades… o los peores errores.
Lo que sí cambió (y lo que está por cambiar)
Una de las noticias más importantes para este año es el nuevo tope al déficit fiscal. Panamá ha fijado un límite del 4% del PIB para 2025, como parte de una estrategia de reducción progresiva que busca bajar este porcentaje hasta un 1.5% en 2030. Esto podría parecer lejano al día a día de un empresario, pero tiene consecuencias muy concretas: más control sobre el cumplimiento fiscal y mayor presión para que las empresas estén al día en sus obligaciones.
Adicionalmente, aunque no se incrementaron impuestos de forma directa, sí se amplió el alcance de algunos tributos ya existentes. El ITBMS, por ejemplo, se aplica ahora a nuevos servicios, especialmente los relacionados con plataformas digitales. Este detalle ha obligado a muchas empresas a revisar su modelo de facturación y a adaptar sus procesos para evitar inconsistencias.
También se han implementado nuevas políticas de fiscalización para sectores con operaciones internacionales o estructuras complejas. Las normas de precios de transferencia, la transparencia de estructuras patrimoniales y el cumplimiento con estándares como BEPS, FATCA y CRS están siendo revisados con más rigurosidad. Las empresas ya no pueden dejar estos temas en segundo plano.
La realidad del empresario panameño en 2025
No es raro encontrar empresarios que aún manejan su contabilidad como si todo siguiera igual que hace cinco años. Pero la realidad actual exige algo más: velocidad para responder, criterio para decidir y visión para anticiparse.
Muchas empresas se enfrentan a estos escenarios:
- → Consultas fiscales que tardan días en resolverse o nunca reciben una respuesta clara.
- → Transacciones importantes detenidas por falta de paz y salvo o trámites mal gestionados.
- → Cambios normativos que se implementan sin previo aviso y generan multas evitables.
- → Falta de visibilidad sobre qué obligaciones deben cumplirse, cómo y cuándo.
En este contexto, el riesgo ya no solo es financiero. También es estratégico. Perder tiempo, tomar decisiones mal informadas o no anticipar los cambios puede costar mucho más que una simple sanción.
La importancia de tener un aliado real
Aquí es donde TAXcompanion entra como una pieza clave en el engranaje de una empresa moderna. No se trata de ofrecer solo asesoría fiscal tradicional, sino de brindar un acompañamiento completo que permita tomar el control de la situación tributaria, incluso en un entorno tan exigente como el actual.
Lo que muchas empresas encuentran con este servicio no es solo asesoramiento, sino claridad para decidir, tranquilidad para operar y velocidad para ejecutar. Saber qué está cambiando, cómo aplicarlo y cómo optimizar los procesos no debería ser un privilegio de grandes corporaciones. Hoy, incluso una pyme puede acceder a ese nivel de control si tiene el respaldo correcto.
¿Cómo se ve ese respaldo en la práctica?
Imaginemos un escenario común: una empresa que necesita registrar una nueva actividad económica y emitir facturas con ITBMS a través de una plataforma digital. Parece simple. Pero si no se tiene la categoría tributaria correcta ante la DGI, si no se declara el nuevo ingreso a tiempo, o si no se aplican bien las retenciones, el problema puede escalar rápidamente. Lo que era una oportunidad de negocio termina en una contingencia fiscal.
Ahora, pensemos en una empresa que realiza operaciones inmobiliarias. El cálculo del impuesto de ganancia de capital, la retención del 3%, los valores históricos de compra… todo puede prestarse a errores que no solo son costosos, sino difíciles de corregir.
Y si hablamos de empresas con vínculos internacionales, el nivel de complejidad se multiplica: retenciones, convenios, estructuras societarias y normas globales de cumplimiento.
TAXcompanion permite que este tipo de situaciones no se enfrenten con incertidumbre, sino con estrategia. Con reportes mensuales, alertas normativas y un equipo disponible para resolver dudas de forma rápida, el empresario deja de reaccionar… y empieza a anticiparse.
2025 será un año de control para quienes estén preparados
Los próximos años serán críticos para consolidar una cultura fiscal más estratégica en Panamá. No se trata solo de cumplir. Se trata de tomar decisiones con fundamentos, de optimizar lo que hoy representa un costo, y de blindar a la empresa ante contingencias que no siempre se ven venir.
Panamá seguirá siendo un país competitivo. Pero, en este nuevo entorno, la diferencia estará en cómo se gestiona el cumplimiento. Y esa diferencia se nota especialmente cuando se cuenta con un equipo como el de Baker Tilly respaldando cada decisión.
¿Qué viene ahora?
Cada empresa es distinta. Cada giro comercial tiene sus propias reglas, tiempos, obligaciones y riesgos. Por eso, lo más recomendable es evaluar el estado actual de la gestión tributaria y definir un plan que combine cumplimiento, eficiencia y visión de futuro.
Si usted considera que su empresa ya no puede seguir improvisando en materia fiscal o simplemente quiere operar con mayor claridad y tranquilidad, es momento de actuar.
El equipo de TAXcompanion está listo para apoyarle.
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