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La nómina que no se ve… pero sí se paga (caro)

Escrito por Baker Tilly | miércoles, 20 de agosto de 2025

Hay decisiones que las empresas postergan simplemente porque "así se ha hecho siempre". 

Una de las más comunes es mantener la gestión de la nómina dentro del equipo administrativo o financiero, como si fuera una tarea menor, rutinaria, casi invisible. Pero la realidad es esta: la nómina es uno de los procesos más complejos, críticos y sensibles del negocio.

Y en 2025, gestionarla internamente sin apoyo profesional puede ser un lujo muy costoso. 

Lo que antes era una función contable básica, hoy se ha convertido en un campo de cumplimiento normativo, seguridad de datos, experiencia del colaborador y sostenibilidad operativa.

¿Por qué la nómina es un problema (aunque nadie lo diga)?

Muchas empresas no reconocen que tienen un problema con su nómina porque "todo se paga a tiempo". Pero pagar a tiempo no significa que esté funcionando bien. Las señales del desorden son sutiles, pero constantes:

  • →  Colaboradores que reciben montos distintos sin explicación clara.
  • →  Atrasos en el pago de la CSS o en la generación de fichas.
  • →  Reportes que no cuadran con la contabilidad.
  • →  Deducciones mal aplicadas o ajustes informales.
  • →  Cero visibilidad sobre costos laborales en tiempo real.

Y lo más peligroso: se normalizan los errores.  En muchos casos, el equipo contable simplemente los resuelve en silencio, sin escalar el problema, y la gerencia nunca se entera del verdadero costo de ese caos silencioso.

Los 7 dolores invisibles de la nómina mal gestionada

1. El tiempo que no se factura

Cada quincena, su equipo invierte horas valiosas ajustando planillas, verificando horas extras, respondiendo dudas o generando fichas. Ninguna de esas horas genera ingresos. Y cada error implica duplicar el esfuerzo. 

Una empresa con sólo 20 empleados puede fácilmente dedicar entre 20 y 40 horas al mes en procesos de nómina.

2. La tensión silenciosa en su equipo

Cuando los colaboradores notan inconsistencias en sus pagos o deben esperar para recibir comprobantes, no lo dicen... pero lo sienten. Y esa tensión deteriora la confianza. 

El impacto en la moral del equipo es real, aunque intangible: afecta la retención, el compromiso y la percepción de profesionalismo.

3. El riesgo fiscal latente

La normativa laboral y tributaria cambia. Y una planilla mal declarada, una retención mal aplicada o un reporte fuera de tiempo puede resultar en multas que afectan su liquidez. 

Muchas de estas multas no son por evasión, sino por errores de forma o retrasos administrativos que se pudieron evitar con una gestión más profesional.

4. La falta de visibilidad para decidir

Muchos líderes no saben cuánto están costando realmente sus cargas sociales, beneficios, embargos o retenciones. 

Sin esa visibilidad, se toman decisiones a ciegas. Se contrata sin prever el impacto en flujo de caja. Se ajustan salarios sin medir su efecto. Se ignoran oportunidades de optimización fiscal por falta de datos.

5. El caos cuando hay rotación o crecimiento

¿Cambia un salario? ¿Se incorpora alguien por contrato? ¿Hay que liquidar? Cada una de estas situaciones exige tiempo, interpretación legal y precisión. El problema se multiplica con la rotación, el crecimiento de equipos o la expansión a nuevas sucursales.

6. El uso inadecuado de herramientas

Muchas empresas utilizan hojas de Excel, sistemas contables genéricos o aplicaciones sin soporte legal para gestionar la nómina. Esto incrementa la posibilidad de errores y limita la capacidad de auditar y defender la información en una fiscalización.

7. La dependencia de una sola persona

En muchas organizaciones, todo el conocimiento de la nómina está en una sola persona. Si esa persona se va, se enferma o comete un error, el proceso se detiene. Eso no es una estructura. Es una vulnerabilidad.

¿Por qué esto se ha vuelto más crítico que nunca?

Desde la pandemia, el contexto laboral se volvió más complejo. Hoy hay más teletrabajo, esquemas híbridos, beneficios variables y regulaciones que cambian sin previo aviso. Y según el informe sobre nómina en Panamá (2025):

  • →  El 71% de las empresas reportan errores o retrasos en pagos.
  • →  El 64% vive con incertidumbre sobre el cumplimiento legal.
  • →  El 57% reconoce tener reportes poco útiles para tomar decisiones.
  • →  El 48% siente que le falta acompañamiento profesional.

Esto no es una excepción. Es la regla. Y es urgente visibilizarlo.

Además, la digitalización del Estado ha traído consigo nuevos controles, interoperabilidad entre instituciones y menor tolerancia a los errores. La DGI y la CSS ahora cruzan datos en tiempo real. Un error que antes pasaba desapercibido hoy puede activar una alerta automática.

¿Qué opciones tienen las empresas ante esta realidad?

  1. →  Seguir igual, confiando en que “mientras no haya multas, todo está bien”.
  2. →  Sobrecargar a su equipo contable para que “resuelva como pueda”.
  3. →  Capacitar internamente al equipo en legislación laboral, tributaria y sistemas.
  4. →  O empezar a cuestionar si tiene sentido seguir gestionando la nómina como hace 10 años.

No se trata de cambiar por moda. Se trata de reconocer que la nómina es un proceso estratégico, que toca la confianza de su equipo, la salud financiera de su empresa y su cumplimiento legal.

Señales de alerta que no se deben ignorar

  • →  Su equipo financiero evita hablar del tema o lo resuelve "a última hora".
  • →  No hay un procedimiento documentado paso a paso para la ejecución de la nómina.
  • →  Los reportes se arman a mano y no se revisan.
  • →  Las actualizaciones legales se conocen por comentarios, no por fuentes oficiales.
  • →  Cada nuevo colaborador implica una curva de aprendizaje innecesaria.

Si alguna de estas frases le suena familiar, es posible que esté postergando una conversación clave.

El costo de no hablar de esto

Lo que más afecta a las empresas no es pagar mal, sino no saber que están pagando mal. No es cometer errores, sino normalizarlos. No es tener procesos frágiles, sino no ver el riesgo hasta que ya es tarde.

La conversación que muchas empresas deben iniciar no es sobre qué software usar. Es sobre cuánto están pagando en errores, en horas no facturables y en tensiones que podrían evitarse.

Este artículo no es una invitación a decidir todavía. Es una invitación a tomar conciencia.

La pregunta no es "¿quién hace su nómina?", sino:

¿Cómo le está afectando a su empresa seguir haciéndola así?

Si llegó hasta aquí, probablemente ya lo sospechaba

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