Una de las más peligrosas es considerar la ciberseguridad como un gasto innecesario, como si los ataques cibernéticos fueran problemas de "otras empresas". Pero la realidad es esta: en 2025, no tener una estrategia de ciberseguridad sólida es como dejar abierta la caja fuerte de su empresa, con un letrero que dice "efectivo disponible" y esperar que nadie entre.
Y cuando algo sale mal, no se ve venir.
Muchos empresarios no identifican que tienen un problema de seguridad digital porque "no hemos sido hackeados". Pero estar libre de ataques exitosos no significa que esté protegido. Las señales del riesgo son sutiles, pero constantes:
Y lo más peligroso: se normaliza la vulnerabilidad. En muchos casos, el equipo de TI (si existe) simplemente resuelve en silencio los problemas menores, sin escalar la conversación sobre el verdadero costo de esa exposición constante.
Las estadísticas globales de ciberseguridad revelan una realidad preocupante para las empresas:
La realidad más impactante: Para los ataques basados en credenciales comprometidas (el método más común), el tiempo se extiende a 292 días - casi 10 meses completos donde los criminales tienen acceso total a sus sistemas (Enzoic, basado en IBM 2024).
Para una empresa que factura $1 millón anuales, un solo ataque exitoso puede costar entre $150,000 y $300,000, sin contar la pérdida de reputación y clientes.
Aún cuando los datos sean globales, la realidad de Panamá no difiere mucho.
Cada vez que un sistema se ralentiza por malware, cada vez que se pierde información por un disco dañado, cada vez que hay que resetear contraseñas porque "algo raro está pasando"... son horas que no generan ingresos. Y cada incidente implica duplicar el esfuerzo.
Cuando sus sistemas fallan durante una presentación importante, cuando no puede acceder a la información de un cliente clave, cuando pierde correos por un problema técnico... no siempre lo dicen, pero lo notan. Y esa percepción de desorganización afecta la confianza.
Una filtración de datos de clientes, una caída del sistema en horario comercial, o simplemente la noticia de que "algo pasó con los sistemas" puede resultar en pérdida de credibilidad que toma años reconstruir.
Muchos líderes no saben qué información manejan realmente, dónde está almacenada, quién tiene acceso o qué tan vulnerable están ante una amenaza externa.
El problema es más grave de lo que parece: 40% de las violaciones de datos involucran información almacenada en múltiples ambientes (nube pública, privada, servidores locales), y más de un tercio involucra "datos sombra" - información almacenada en lugares que la empresa no monitorea o controla (IBM, 2024).
Las violaciones que involucran datos sombra no solo cuestan 16% más ($5.1 millones vs. $4.4 millones), sino que toman 26.2% más tiempo en identificarse y 20.2% más tiempo en contenerse - extendiéndose hasta 291 días en promedio (Zscaler, basado en IBM 2024).
Sin esa visibilidad, se toman decisiones a ciegas sobre inversiones tecnológicas, se ignoran riesgos críticos y se pierden oportunidades de optimización.
¿Se incorpora un nuevo colaborador? ¿Cambia un proveedor de servicios? ¿Se abre una nueva sucursal? Cada una de estas situaciones expone nuevas vulnerabilidades si no hay un protocolo de seguridad establecido.
En muchas organizaciones, todo el conocimiento técnico está en una sola persona. Si esa persona se va, se enferma o comete un error, el problema se multiplica. Eso no es una estructura. Es una vulnerabilidad crítica.
Cada problema de seguridad que se resuelve "sobre la marcha", cada parche temporal, cada solución que "funciona por mientras"... suma costos ocultos que nadie mide pero todos pagan.
El contexto digital post-pandemia cambió las reglas del juego. Hoy hay más trabajo remoto, más dependencia de la nube, más datos sensibles digitalizados y criminales cibernéticos más sofisticados.
Según estudios recientes de la industria:
Esto no es una excepción. Es la nueva realidad.
No se trata de crear paranoia. Se trata de reconocer que la ciberseguridad es un proceso estratégico, que toca la continuidad de su negocio, la confianza de sus clientes y su reputación en el mercado.
Si alguna de estas situaciones le suena familiar, es posible que esté postergando una conversación clave sobre el futuro de su empresa.
Lo que más afecta a las empresas no es ser atacado, sino no estar preparado cuando sucede. No es tener sistemas vulnerables, sino no saber que lo están hasta que es demasiado tarde. No es carecer de protecciones, sino normalizar el riesgo hasta que se materializa.
La conversación que muchas empresas deben iniciar no es sobre qué antivirus usar. Es sobre cuánto están arriesgando en productividad, reputación y continuidad operativa.
Las empresas que entienden esto ya no ven la ciberseguridad como un costo, sino como una diferenciación en el mercado. Poder garantizar a clientes y socios que su información está protegida, que sus sistemas son confiables y que están preparados ante cualquier contingencia, se ha vuelto una ventaja competitiva real.
Esto incluye:
En Baker Tilly, entendemos que hablar de ciberseguridad no es solo hablar de tecnología, sino de continuidad, confianza y tranquilidad. Por eso hemos desarrollado soluciones integrales de ciberseguridad que permiten a las empresas dejar atrás la vulnerabilidad y enfocarse en lo que realmente importa: crecer.
Con nuestro acompañamiento, usted no solo cumple con estándares de seguridad. Usted gana visibilidad, control, estructura y la capacidad de escalar sin fricciones.
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